El otro día iba tranquilamente caminando por Barcelona cuando, plafff
Apareció.
Un elefante violeta.
Por si no los conoces, son una especie que habita en un sitio que nadie ha visto aún.
Pero que todos conocemos.
Es un sitio que depende el momento se presenta de una manera u otra.
A veces está muy agitado y es muy caótico.
Otras veces, las menos, está en calma. Como contemplando la existencia.
A veces se transforma en el infierno más grande.
Y otras en cuentos de hadas.
A veces solamente existe una sola cosa en ese sitio, y todo gira en torno a eso.
Otras veces es un lugar de mil historias, oportunidades y destinos.
En ese sitio, parece que la vida pasa más rápido.
Como si los sucesos de la vida ocurrieran antes ahí.
Yo conozco muy bien ese sitio.
Y tú también.
Pero, como dije antes, nunca lo hemos visto.
Es como si fuera una fuerza omnipresente.
Muy sutil.
Que está presente todo el día en ti.
En mi.
Y en todos.
Entonces, ¿dónde existen los elefantes violetas?
Es más, seguramente ahora haya un elefante violeta en ti.
¿Dónde está?
Sí, los elefantes violetas existen en la mente.
La mente es ese sitio.
Y así como ahí existen los elefantes violetas.
También existen los:
- “Que día de m*erda este”.
- “Esta persona me cae mal”.
- “No soy capaz de hacer esto”.
- “Mañana va a ser un día de playa”.
- “Lo que me pasó a mis 5 años me marcó”.
- …
Es una lista infinita, de todos los pensamientos que te puedas imaginar.
Es más, imaginarte la lista de pensamientos, es un pensamiento en sí.
Los elefantes violetas son un pensamiento.
Y no existen en la vida real.
Así como lo son todos los pensamientos que pasan por tu mente.
Estás pensando en elefantes de todos los colores todo el día.
Los elefantes de colores son todos esos pensamientos que te dices a ti mismo sobre la realidad.
La realidad es la que es.
La mente nos la filtra.
Ante una misma realidad, mi mente me contará una historia y tu mente te contará otra.
Pero así como no te crees que un elefante violeta existe, puedes no creerte esa otra historia.
¿Y cómo se hace eso?
Mira, te voy a contar mi historia.
Durante mucho tiempo he estado en lucha con mis pensamientos.
Ante una situación X, siempre mi mente piensa lo peor.
Y lo peor es:
- Que no podré
- Que no valgo
- Criticar a otra persona
- Imaginarme situaciones catastróficas
Y todo el espectro de pensamientos negativos.
Es la respuesta automática de mi mente, para protegerme.
Sí, en el fondo es para protegerme.
Pero de esto hablaremos en otro momento.
Siguiendo con el automatismo de mi mente.
Cuando lo detecté, salí de caza.
Era en un coto privado de caza: mi mente.
Cuando me pillaba pensando así, cambiaba el pensamiento.
Pero igual me pillaba pensando así el 1% de las veces.
Recuerda que nuestra mente está a TODO momento interpretando la realidad y contándonos su versión.
El 99% de las veces ni me daba cuenta.
No era consciente.
En la rosca del día a día, lo más fácil es dejar el piloto automático.
Dicen que tenemos como 60.000 pensamientos al día.
Imaginate cuestionar cada uno.
Ya..
Y las facturas no se pagan solas.
Entonces aprendimos a poner el piloto automático y que la mente dirija.
Ojo, que está muy bien.
Ahora tenemos que pagar facturas.
Antes era correr de los leones.
Las respuestas automáticas nos ayudan.
O así debería de ser.
En mi caso, la cacería era interminable.
Y pocas veces volvía con una buena presa.
Estaba en lucha con mi propia mente.
Con mis propios pensamientos.
Hasta que un día…
Chan.
.
.
.
Sucedió algo en mi que lo cambió todo.
Y eso fue darme cuenta de que son solo pensamientos.
Sí, son solo pensamientos.
Lo repito otra vez para los distraídos:
Son solo pensamientos.
¿Y son la realidad?
No.
Imaginate lo que sería la realidad si los pensamientos de cada uno lo fuesen.
Pues ya está.
En vez de seguir luchando, intentando cambiarlos, los dejé.
Ya está.
Acepto que mi mente piensa así.
Ahora cuando me encuentro pensando algo malo, o sintiéndome mal por algo, reviso lo que he pensado.
Y me digo: “Es solo un pensamiento”.
Es solo un pensamiento.
Y en ese mismo instante pierde fuerza.
Se desvanece.
Entonces, ¿por qué nos aferramos tanto a nuestra historia personal?
Hablo de quién somos en base a lo que nos pasó en el pasado.
Ahí entra el componente emocional.
Claro, es más fácil decir que un elefante violeta es solo un pensamiento, a decirlo de un condicionamiento de tu infancia.
Sea el que sea.
Primero, está mucho más integrado en ti.
Y seguramente tengo un componente emocional.
Te enganchas a la emoción.
Si tu padre te maltrató de niño, y ahora al recordarlo te entra rabia, es normal.
Está claro que es solo un recuerdo, que eso ya pasó y ahora no existe.
Por ende es solo un pensamiento.
Pero está muy dentro tuyo.
Y te arrastra emocionalmente.
Entonces ahí hay que hacer un trabajo mucho más profundo.
Pero esto da para todo otro artículo.
De momento recuerda, es solo un pensamiento.